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miércoles, 18 de abril de 2012

Críticas de cine: 'TITANIC', de James Cameron


Mini-crítica sin spoilers: 11 Oscars. Más de 1800 millones de dólares recaudados en todo el mundo. Parece mentira que tenga que decir que está infravalorada. Y es que todo el prestigio que, se supone, debería tener, no ha logrado frenar un odio irracional por parte de muchas personas. Un odio totalmente injustificado, pues nos encontramos ante una película monumental.  Intensa, espectacular, emocionante y, por supuesto, tremendamente emotiva, es de esas que dejan con el corazón en un puño cuando acaban. De mis películas favoritas. Y lo digo con la cabeza bien alta, pues esta grandísima cinta va mucho más allá de los simplones y repetitivos ataques de unos cuantos. NOTA: 10/10


Crítica completa con spoilers: Ojalá Leonardo DiCaprio hubiese sido feo. Admitámoslo, todas esas crías haciendo kilométricas colas en los cines al grito de "Ay tía, ¡Es que es guapísimo!" han hecho mucho daño. DiCaprio era un ídolo adolescente. Y si a eso añadimos que la historia de amor es de esas épicas en las que en un corto periodo de tiempo los protagonistas se aman con locura y al final la cosa no acaba bien, obtenemos una película tildada hasta la saciedad como "cursi", "ñoña", "para chicas" y demás. Pero he aquí un detalle curioso: Nadie duda de que las dos magníficas primeras partes de 'Terminator' son unas brutales películas de acción, con espectaculares y revolucionarios efectos visuales, y en definitiva, son "para machotes". Al parecer esos machos se olvidan de que Kyle Reese y Sarah Connor se conocen, se enamoran perdidamente prácticamente de un día para otro, y, cuando Kyle muere, Sarah afirma que, a pesar del poco tiempo que pasaron juntos, se amaron por toda una vida. Pura testosterona, oiga. Y no olvidemos que al final de la segunda entrega, un tierno T-800 (Chuache) se despide diciendo que ahora entiende porqué lloran los humanos, debido a la emotiva relación que se había establecido entre el androide y el joven John Connor. Cameron es muy sentimental, le gustan las dramáticas historias de amor, ya sean románticas o paternales. Por lo tanto, permitídme que dude de que con esta cinta el cineasta canadiense se ablandó. Tampoco creo que la relación entre Jack y Rose sea más pastelosa de lo que nos tienen acostumbrados este tipo de romances. Por tanto, veo increíblemente injustos y exagerados los apelativos que señalaba antes. De otros ataques que aseguran que parece un telefilm de Antena 3, o que la pareja protagonista está mal interpretada, mejor ni hablar. Son absurdos, punto.
Otra cosa es que alguien me diga que no conecta con los personajes, y, por tanto, no disfruta de la película. Bien. Es innegable que, salvo Rose, totalmente tridimensional, los personajes son un un tanto... Simples. Jack es perfecto. Cal es un monstruo. Todo esto tieene un porqué, pero ya llegaré a eso más adelante.

Empecemos por el principio, donde se deja claro que Cameron está muy lejos de ser el típico y mediocre director de blockbusters que muchos se empeñaron en ver tras esta cinta. Qué sencillo hubiese sido empezar la peli con el choque contra el iceberg, rodar el hundimiento prácticamente en tiempo real, y listo. A ganar millones. Pero no: Resulta que, con un valioso colgante y un misterioso dibujo a modo de mcguffins, conocemos a una superviviente del Titanic, en la época contemporánea. Es su historia la que vamos a presenciar. Y aquí Cameron demuestra una confianza desmedida, casi temeraria, en su película y en sí mismo. Que al final el barco se hunde ya lo sabíamos, lo cual podría, en principio, restar impacto al clímax. Pero ojo: Nos deja claro que la protagonista sobrevive, si no, no nos estaría contando la historia. Y además, mediante gráficos tridimensionales nos explica cómo y porqué se hunde el barco. Es decir: Sabemos que el barco se hunde. Conocemos los motivos, el proceso y la duración del hundimiento. Y sabemos que la protagonista saldrá ilesa. Muy bien Cameron, te has lucido. Te has permitido el lujo de quitarle toda la emoción a tu película. Pero este señor es un mago. La anciana Rose comienza a hablar, y en un solo plano, las ruinas submarinas del barco se transforman. Ante nosotros se alza el Titanic en toda su gloria, y, sin saber cómo, a uno se le olvida todo. Ver para creer.

Conocemos a la joven Rose. Y a Jack. Y por supuesto, es a partir de aquí donde algunos pierden por completo el interés. Debo decir que tolero muy bien (e incluso me gustan, que diablos) los romances en cualquier medio, ya sea cine, cómics, libros o lo que sea. Pero eso no quiere decir que no sepa distinguir una historia de amor floja y cutre. Y esta no es una de esas. Son dos personajes totalmente diferentes, casi opuestos, pero su relación está perfectamente plasmada y es sumamente lógica, pues Jack es exactamente lo que necesita Rose para evolucionar, para liberar su auténtica personalidad, para crecer. Los personajes femeninos se le dan particularmente bien a Cameron, y Rose no es una excepción. Ante nosotros tenemos un personaje tremendo, precioso, complejo. Frente a ella, Jack es necesariamente simple. Casi no sabemos nada de él, no sufre la más mínima evolución, y no tiene ni un fallo. ¿Por qué? ¿Como es que comparado con ella, Jack resulta tan imposiblemente perfecto y simple? ¿Y por que Cal, el prometido de Rose, es tan hijo de puta, tanto que roza la caricatura? Bueno, no hay que olvidar que la historia es de Rose, nos la está contando desde su punto de vista (a pesar de que muchas veces nos separamos de ella para ver hechos fuera de su alcance, pues sino la peli sería un coñazo). Lo que vemos está narrado bajo un punto de vista totalmente subjetivo, por lo tanto, tiene mucho sentido que todas las personas que tratan bien a Rose sean ángeles, y las que la tratan mal, demonios. La película son las experiencias de Rose, y por lo tanto, el resto de personajes está pasado por su filtro, que los transforma según los recuerda ella. La simpleza en los personajes que tantos han criticado está ahí, pero hay un motivo y una necesidad para ello. Esto no me lo estoy inventando yo, hay un breve diálogo al final de la película que da la clave. En seguida llegamos ahí.

Mientras el romance prohibido se desarrolla (sin sorpresas, todo hay que decirlo), Cameron aprovecha para mostrarnos la eterna y cruel diferencia de clases, necesaria para lo que se nos viene encima.
El iceberg aparece, y Cameron transforma la cinta, se la lleva a su terreno, y echa toda la carne en el asador:

El hundimiento es, simplemente, magistral. Una maravilla. Y en esto no soy flexible, no admito objeciones. A partir de aquí, Cameron está desatado y nos da un espectáculo grandioso, rodado con maestría, con una planificación perfecta. Se evidencia que la decisión de presentarnos a los personajes y al barco con calma es sumamente acertada, pues sufrimos por ellos desmesuradamente, sentimos el terror, el frío y la humedad en nuestras propias carnes. Y eso que al principio... No pasa nada. No podría explicar como diablos lo hace, pero Cameron, tras el choque, nos tranquiliza. Sabemos lo que va a ocurrir, pero se nos olvida. Todos siguen con sus vidas, nadie está preocupado. Tal vez no sea para tanto. ¿Como va a suceder el desastre que nos mostraron con la simulación 3D del principio si todo va tan bien?
Pero el tiempo avanza, y el nivel del agua sube y sube. Aunque todavía no somos conscientes del peligro. A lo mejor el barco de rescate llega a tiempo. A lo mejor hay botes para todos. Sabemos que no, pero Cameron nos convence. Es a partir del reencuentro entre Jack y Rose cuando la cosa se descontrola. La película se convierte en una brutal lucha por la supervivencia, en una vibrante y dramática aventura que nos deja sin respiración cada dos por tres. Pura emoción, pura adrenalina. Pero eso va dejando paso a la desesperación y a la histeria. Mientras el barco pasa por sus peores momentos, es imposible no acongojarse ante el pánico de la tripulación y los pasajeros. Las luces se van, el barco se parte, la gente grita, y uno se siente tan aterrado y desesperado como todas esas personas.
Finalmente, todo acaba con ese estremecedor plano que al principio solo enfoca a Rose, pero que se va abriendo hasta que vemos a centenares de personas chapoteando y gritando en el agua. Sin palabras.

Y aún nos queda sufrir un poco más. Aún nos queda la muerte de Jack. Sí, los dos cabían en la tabla. Pero, primero, el problema está en como coño se podría subir sin tirar a Rose, y segundo, su muerte es lógica y necesaria, pues había que llegar a esa despedida y a esa promesa de no rendirse. Jack debía morir para terminar de perfilar y completar a Rose. Por duro que sea, es así.
Volvemos a la época actual, y a la anciana Rose le dicen que no han encontrado nada de Jack. Ella contesta que ahora solo existe en sus recuerdos, y eso fue lo que me dio a entender que Jack no tenía por que ser como nos cuenta Rose. Es ella la que nos lo describe, según lo que ella recuerda y sentía. Por eso es tan perfecto: Ella lo recuerda así.

Antes de acabar, debo comentar otros aspectos, como la labor de Leonardo DiCprio y Kate Winslet. Ambos están sensacionales, magníficos. Sobre todo ella, que debió ganar el Oscar al que estuvo nominada, pero DiCaprio, a pesar de que en esa época muchos se empeñaban en que era solo una cara bonita, ya demostró que era un actorazo.

De los impresionantes efectos visuales y la maravillosa banda sonora, poco hay que decir a estas alturas.

Nada más. ¿Es perfecta? Seguramente no, pero pocas películas me hacen sentir lo que esta. Ahora os toca a vosotros. ¿La amáis o la odiáis?

Crítica dedicada a Gabrielle Solis, fan número 1 de esta película, y a Selina Kyle, que se merecía algo de variedad entre tanto superhéroe.
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